Carolina González Arias

martes, 20 de diciembre de 2016

Una mañana de cabellos plateados

Hace unos días tuvimos una mañana de cabellos de plata junto a mi amiga Emi. En varias ocasiones les he hablado de esta maravillosa mujer que desde hace 17 años me corta el cabello. No voy a repetir aquí esas características de ella que la hacen tan especial. No voy a hablar de su sonrisa permanente, de su capacidad para borrarte el estrés del alma cuando te sientas en su silla y pone las tijeras a funcionar, de su conversación imparable y sabrosa, de la energía positiva que siempre te entrega y te recarga las baterías. De esas cosas ya les he hablado aquí y aquí.
Hace unas semanas fui a cortarme el cabello y como siempre Emi me preguntó por mi familia y particularmente por mis padres, quienes debido a su avanzada edad y problemas de salud (de ellos y míos) viven en un lugar donde los cuidan maravillosamente. Mi madre, quien siempre ha sido coqueta, también siempre ha puesto su cabello en manos de Emi. Al preguntarme por ella le comenté que tenía que organizarme para poder ir a buscar a mi mamá y llevarla para que le cortara el cabello, pues si hay algo que no se borra de su memoria es su coquetería y el gusto por tener su cabello corto.
Emi me sorprendió diciéndome que si yo quería ella iba a cortarle el cabello a mi madre (que no está muy cerca que se diga) y de paso le cortaba el cabello a las otras abuelitas que conviven con ella como un regalo de Navidad. Así lo hicimos. No hay palabras para explicar el cariño que Emi puso en el cabello de cada abuelita. Las hizo sentir hermosas (aunque todas lo son) regalándole un cariño a sus cabellos plateados.
Fue una mañana llena de energía bonita. Emi, más allá de un corte de cabello le dejó a cada abuelita energía de la buena, cariño del corazón y una caricia en el alma de cada una de ellas. Aunque la mayoría de esas abuelitas viven en su propio mundo de recuerdos olvidados, estoy segura de que la visita de Emi y sus tijeras mágicas llegó a un lugar dentro de ellas que está más allá de lo que se recuerda con la razón.

Emi y Concha (mi mamá)
Hay gente que llega a tu vida y se instala. Yo tengo la suerte de tener a Emi en la mía. Por eso cada vez que me corto el cabello siento que pongo un  nuevo ladrillo en mi vida en construcción. 

2 comentarios:

  1. Demasiado lindo.Se nos clava en el corazón al recordar a nuestros seres canosos de viaje a otros mundos, a los que en cualquier momento seguiremos.

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