Carolina González Arias

jueves, 4 de julio de 2013

De cabellos y otros quereres

Hoy decidí hacerme una caricia positiva ♥, como decía un querido profesor en la Universidad, y partí hacia un lugar al cual uno entra y siente que todo el estrés, la preocupación, la lluvia o el calor, quedan fuera de este mundo.

No es un spa, ni un centro holístico con masajistas e incienso. Es el salón de la mejor estilista de todo el planeta. Recuerdo haberles hablado de ella en una oportunidad. Emi, así de sencillo. Ella es así, pequeñita como su nombre, pero es gigante en amor y eso lo siente todo el que entra a hacerse un cariñito.

El salón de Emi es más que una peluquería. Tú entras allí y el aire cambia. Pareciera que tuviera más oxígeno, más energía positiva, que fuera más ligerito pues. Allí sentirte bien y pintarte una sonrisa en la cara es casi una obligación, porque es que no te queda de otra. Es lo único que a tu alma le provoca hacer cuando estás ahí. ☺

Hoy me lo gocé todito. Primero, que Adoración con sus manos mágicas me lavara el cabello. Eso es como una inyección de energía directo al cráneo. Tienes que tener cuidado de no quedarte dormida, pero eso es lo que provoca.

Luego, Emi comienza con sus tijeras (que estoy casi segura de que están encantadas y vienen de algún mundo paralelo) a quitar cabello de aquí y de allá. Les confieso que no le doy muchas indicaciones sobre cómo quiero el corte. Los catorce años que llevo poniéndome en sus manos han creado una especie de conexión que se activa en lo que me siento en el sillón.

Los mandalas de Emi

Lo mejor de todo es que con el corte de cabello vienen incluidas las más sabrosas anécdotas, historias y vivencias de Emi. Sus mandalas sus viajes, sus aventuras, en fin, que cuando te sientas quisieras que el corte se hiciera eterno. Si acaso llegas allí con alguna preocupación o una tristeza, ten por seguro que se te olvidará en lo que comiences a escuchar el repertorio inagotable de Emi.

La aventura de Emi en Argentina



En este mundo en el que todos vamos apurados a todas partes, que no queremos perder un minuto de tiempo, en el que el reloj es nuestro jefe, existe un lugar en el cual tú eres feliz cuando tienes que esperar tu turno en el comodísimo sofá de Emi, porque así tienes la oportunidad de darte un tiempo de relax viendo a Emi hacer sus milagros y llenarte el alma de energía positiva.


Cuando salgo de cortarme el cabello con Emi, no solo siento que recibí una caricia positiva, sino que puse un ladrillo bonito en mi vida en construcción.  

1 comentario:

  1. Bonita y merecida entrada.
    Esa señora tiene una energía súper contagiosa. Mi mamá va también a su peluquería, ella y su sofá son únicos jajaajaaa :)

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