Carolina González Arias

jueves, 29 de octubre de 2009

Llamando al otro lado del charco

Ayer fue un día especial. Claro, no todo, porque me tocaba cita con mi doctora (no me vengan a decir que a ustedes les encanta los días de cita médica); además de que tuve que ir a Puerto La Cruz a llevar a mis padres a cobrar sus pensiones (detesto los bancos); llevarlos a gastar lo que cobraron en medicinas; dejarlos en su casa; volar a la mía que está en la otra punta geográfica, a dos municipios de distancia; preparar una salsa rápida de atún (de lata, por supuesto) para una pasta que mi hijo mayor tuvo la amabilidad de preparar para que el almuerzo estuviera a punto a la hora acostumbrada.
No fue nada de eso lo que hizo mi día especial, aunque pensándolo bien, tener la posibilidad de hacer todas esas cosas, tomando en cuenta algunas cosillas de salud que me aquejan, es realmente especial y además agradezco infinitamente al universo por darme la posibilidad de vivirlo y gozármelo, con lo bueno, lo malo y lo regular.
Pero otra vez me voy del tema. Les dije que ayer fue un día especial porque cumplí con un deseo que tenía hace varios días y por una cuestión o por otra no lo había hecho. Yo les había contado en un post anterior que gracias a esa herramienta cibernáutica y tan de moda llamada Facebook, me había reencontrado con viejos quereres, con cariños entrañables que el tiempo y la vida misma con sus afanes se encargó de ir guardándolos en algún baúl, junto con fotos descoloridas, papelitos con mensajes de eterna amistad y cuadernos de clase con notas al margen para sacar una sonrisa en alguna aburrida clase.
Allí les comenté sobre mi grupo de cuarensexies, compañeras de clases en la etapa universitaria y entrañables amigas con el paso de más de 25 años, gracias al ciberespacio. Somos un grupo bastante diverso. Unas vivimos en diferentes ciudades de Venezuela, otra en Canadá, otra en Italia y una en Miami. Bastante internacionales que somos. Mantenemos una relación increíble en nuestro hilo. Es nuestro lugar de encuentro, de risas, llantos y hasta terapias.
Pero Dios, qué vueltero y qué forma de salirme del tema. Voy al grano, mi día fue muy especial porque tenía tiempo con ganas de hablar con una de mis cuarensexies que vive en Italia, en un pueblito llamado Anagni.
Tengo días que pienso mucho en ella mandándole full energía para algunos problemillas de esos que a ninguno nos falta.
Cuando salía de mi cita médica (todo bien, gracias), pasé justo frente a un centro de llamadas. Nadie puede perderse una señal así, tendría que ser ciega para no verlo. Entré, marqué la cantidad inmensa de números que hay que digitar para llamar al otro lado del charco y me ha contestado mi querida amiga Mary.
Escuchar su voz me revolvió las endorfinas; dolores, males y demás, se calmaron con los sentimientos tan bonitos que surgieron al escuchar su “Pronto”. Hablamos como si nos hubiéramos visto ayer en el supermercado (claro, nos vemos las letras todo los días en nuestro hilo mágico), pero escuchar su voz fue una inyección de energía para hoy y el resto de la semana.
Ni hablar de ella, su emoción se sentía en la pequeña cabina en la que me encontraba. Mi sonrisa no podía ser más extensa. Me imagino que la de ella también.
Bueno, eso era lo que quería contarles de mi día especial. Sigo insistiendo en que quien siga diciendo que internet es un medio frío e impersonal está de un equivocado total. Este sustituto de la vieja agendita de teléfonos que siempre andaba perdida o bastante desactualizada es un recuperador de cariños y un generador de amor que es lo que más falta le hace a este planeta. La llamada a Mary, allá en su pequeño pueblito de Agnani, es otro importante ladrillo en mi vida en construcción.

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5 comentarios:

  1. Amiga mía!Qué bien has contado el cuento de nuestras emociones de ayer.Yo me sentía de 20 años,sonreía y tampoco me dolía nada!Gracias de nuevo por la alegría que me diste y de la que se enteraron tooodos en mi casa.
    El detallazo de montar unas fotos della Città di Anagni te quedó de lujo.
    Aunque hay que precisar (en el caso de que esto lo lea algún anagnino y se ofenda)que Anagni es CIUDAD con 30 mil habitantes,pero ciudad. Medieval, amurallada. Aquí nacieron 2 Papas. Y vivían aquí por períodos. Dista 70 km de Roma.
    Caro, gracias por el honor de hablar de mí y de Anagni en tu blog
    Mary

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  2. Para cualquier agnanino que me lea, lo de pueblito es de cariño.

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  3. Esa emoción es demasiado intensa amiga, te comprendo perfectamente. El hecho de haber hablado con nuestra amiga Mary es mágico, milagroso, increible.
    Me pasó esta mañana cuando le escuché la voz a través de una video llamada en Skype. Wow qué increible, es tal como lo describes, hablábamos como si nos vimos la semana pasada, yo hasta le mostré algunos lugares de mi apartamento y hasta conoció a mi hijo Alejandro!... y tan sólo habían pasado casi 25 años desde que no la escuchaba!!
    La llamada a Mary fue maravillosa, creo que lo que se siente es indescriptible, como indescriptible es la emoción constante cuando entramos al hilo en FB. Donde compartimos tantas cosas buenas, graciosas, desagradables, donde hacemos consultas terapéuticas con una sabiduría y una comprensión -del tema en cuestión- estupendísima. Yo trato de explicar esta emoción a mis familiares y no lo pueden entender... Esta emoción es única e inexplicable con palabras. Es un hermosísimo sentimiento tal cual.
    Le doy gracias a la vida por permitirme vivir esta experiencia de "comunicación del más allá o virtual con calor humano" con todas ustedes. ¿Quien lo diría? 25 años después nos "rescatamos" del baul de los recuerdos como tu dices, en donde estábamos esperando que "alguien" lo abriera... El FB, el internet, el Skype son herramientas que nos han permitido descubrir todo ese torrencial de emociones y sentimientos que ni siquiera experimentamos en la UCV.

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  4. Estoy toda blandita aqui... me he perdido tantas cosas en el hilo y lo peor es que no se como re-insertarme. Nunca encuentro el minuto... Que bella eres Carolina, eres super especial y TE QUIERO.

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  5. Hola... Sólo para decir que es hermoso lo que escribes. Esa, tambien eres tu. Me alegra haberte conocido. Cariño a tus padres, tus hijos y Fernando.
    Rafael O.G.

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