Carolina González Arias

martes, 9 de junio de 2015

Sí hay futuro

Hace unos días tuve el privilegio de llenarme de energía de la buena, de esa que te empapa y te lleva caminando con una sonrisa por la vida. Estuve en dos colegios de la zona donde vivo, el María Auxiliadora y el Don Bosco, para dar charlas sobre mi libro a los salones de 5to y 3er año de bachillerato respectivamente.

Las profesoras de Castellano de estos colegios pensaron que sería útil que los muchachos, que están en una etapa crucial de sus vidas, leyeran mi texto por lo que lo asignaron como lectura para el último lapso de evaluación.

Confieso que al recibir estas invitaciones las creencias presentes en todos nosotros acerca de lo difícil que es hablar con los adolescentes me sacudieron por un momento. De hecho, como parte de la charla les expliqué a los muchachos que para estar allí frente a ellos yo misma había tenido que aplicar la receta de mi libro: sacar de mi clóset mental las creencias instaladas que pudieran hacerme difícil conversar con ellos. Les preguntaba cómo creían que hubiera llegado yo si no hubiera limpiado mi clóset mental de esas creencias. Estaban claros, me dijeron: hubiera llegado amargada y hablándonos feo. Ciertamente hubiera sido así... pero no lo fue.


Fueron encuentros sabrosos, en los que traté de dejar en ellos la importancia de tratar de ser cada día mejores personas, enfatizando que ese ser mejores personas va más allá de ser buenos angelitos. Ser mejores personas, les dije, es estar conscientes de quiénes somos y de quiénes queremos ser, sentirnos bien y hacer lo que nos apasione, vivir sin dañar al otro y aplicar siempre la regla de oro: trata al otro como quieres que te traten a ti.

Agradezco profundamente estas oportunidades que me da la vida, porque generalmente recibo más de lo que esperaba. Particularmente, al finalizar mi charla en el colegio Don Bosco me enteré de que la semana anterior habían realizado un concurso de oratoria. Tuve el honor de que dos de los ganadores me dejaran escuchar sus obras. Las letras se hacen insuficientes para describir lo que me hicieron sentir las palabras de esos jóvenes. Mi piel se erizó (cuando escribo esto y lo recuerdo, me vuelve a suceder) y un nudo se instaló en mi garganta.

Gracias a estos momentos que la vida me regaló, no solo pude sacar de mi clóset mental la creencia de que nuestros adolescentes son indolentes, indiferentes y que no les importa nada de lo que les rodea. Al compartir con estos jóvenes y escucharlos, mi corazón se llenó de esperanza y de la seguridad de que podemos confiar en ellos para poner el futuro en sus manos. Estos momentos fueron, definitivamente, buenos ladrillos en mi vida en construcción.

Aquí les dejo (completica) una de las piezas de oratoria ganadoras de ese concurso en el colegio Don Bosco. Es de Daniela Gruber, una hermosa e inteligente chica de 4to año. Espero lo disfruten como lo he hecho yo.

El país en el que pienso
Daniela Gruber

Hoy, este discurso lo iniciaré con una adivinanza y todos ustedes deben tratar de deducir lo que estoy pensando. En mi mente, aparece la imagen de un país: un país realmente hermoso y que todos conocemos, en este sitio misterioso pasan más cosas de los que algunos saben, que van más allá de sus bellísimas playas y de sus ricos suelos. En este lugar, el que sabe y se expresa, es enemigo, más el ignorante y el aprovechado, vive como monarca.

En este país, por sus aires vuelan más las balas que los aviones y se escuchan más los llantos de las pérdidas que las celebraciones de la nueva vida. Es curioso porque pareciera que todo está al revés, pero no se preocupen, mi conclusión es que este sitio es mágico. Lo digo, porque los encargados de liderarlo son expertos en el arte de la ilusión. Tienen la capacidad de desaparecer cosas  frente a nuestros ojos, imagino que todos deben saber del país en el que estoy pensando, ya que es el tema favorito de conversación en todos lados y nos sentimos inmediatamente identificados, porque aún muchos de nosotros lo llamamos hogar.

Hola, muy buenos días, soy Daniela Grüber y SOY VENEZOLANA. Debemos saber que Venezuela no es la culpable de lo que estamos viviendo,  ella no es la que ha violado nuestros derechos como seres humanos constantemente, ni la que nos ha engañado y dado falsas esperanzas. No es ella la culpable de todas las muertes y la poca calidad humana, no ha sido ella tampoco la que cierra nuestras bocas para que no nos expresemos. Siempre se nos recuerda que somos una república libre, pero al mismo tiempo nos asusta salir a la calle y no saber si vamos a volver, así que somos libres, ¿pero qué tanto?, ya tendrán una idea de por dónde van estas palabras y me disculpo si les he hecho pensar que les hablaré de política y de nuestra situación actual, porque no es así, ¿por qué lo haría? Si al final todos vivimos aquí y todos conocen tan bien como yo lo que estamos viviendo.

Así que comencemos de nuevo, hoy les hablaré de algo que ciertamente se relaciona con Venezuela más no con nuestros problemas actuales, sino de algo más profundo, hablaré del poder que tenemos todos juntos para hacer ese cambio que deseamos y así como Martin Luther King, tengo un sueño, sueño con que unidos consigamos vivir en paz en Venezuela y no en otro país que no sea ella. Una gran persona dijo una vez que “el tamaño de tu éxito será del tamaño de tu esfuerzo”, esta persona fue Francisco De Miranda, lo cual es muy cierto y muy apropiado, al tratarse de un personaje que más que un prócer de la independencia, fue un venezolano culto que estuvo por todo el mundo y soñó siempre con una Venezuela libre y democrática.

Para conseguir nuestros objetivos, lo primordial es la educación, por lo que sí, es importante ir al colegio. Como estudiantes, sabemos que el camino a veces es difícil, en ocasiones frustrantes, lo sé de primera mano, pero estoy consciente de que lo bueno no es fácil, por lo que siempre mantengo presente las enseñanzas de mis padres, quienes me recuerdan que lo único que cae del cielo es la lluvia, que por más que cueste alcanzar una meta, si caemos, debemos  levantarnos y seguir adelante.

En estas paredes, los profesores intentan e intentan y siguen intentando que aprendamos y lo hacen con la mejor intención de prepararnos para la próxima etapa. ¿Cuál es el sentido de aprender solo por un título? Debemos aprender para ser alguien en la vida, estar preparados, sabiendo que actualmente no existe arma de fuego, o régimen dictatorial que pueda con el poder de nuestras mentes y voces si las sabemos aprovechar, son armas infalibles. Así que sí, hay que acostumbrarse, una tarde detrás de un libro no  mata a nadie, otorga herramientas, es parte nuestra vida estudiantil.  Debemos procurarnos una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer, si las escuelas estuvieran más llenas, estoy segura de que las cárceles estarían más vacías.

Una vez Eleonor Roosevelt dijo: "No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla”. Yo pienso que para hablar de paz es necesario también hablar de respeto. Desde que tengo memoria, en nuestras casas, en el colegio, en todos lados, nos enseñan la importancia de este valor, mas siendo honestos es difícil aceptarlo en su totalidad ya que muchos la aplican, pero de una forma superficial. Somos capaces de comprender lo de respetar a los que piensan de forma distinta de nosotros, pero cuando nos toca enfrentarnos directamente a alguien que no tiene las mismas perspectivas, solemos perder un poco la paciencia y dejamos nuestras enseñanzas a un lado de nuestro cerebro que en el acto solemos olvidar que está ahí. Un ejemplo cotidiano,es cuando estamos en un auto y  una persona se nos atraviesa, ahí se ve falta de respeto en los dos autos, principalmente del carro que se travesó, que demuestra lo poco que le importa el tiempo del otro, mientras que en el otro carro, al que se le atravesaron, usualmente se escucha una sinfonía y una serie de gestos muy poco propios, también considerados como falta de respeto y honestamente, muy poco útiles porque el que se te atravesó, se te atravesó y eres tú el que se amarga. Este ejemplo no es para demostrar quién es malo y quién es peor, es para demostrar que la falta de respeto y la intolerancia es casi tangible en nuestra vida cotidiana. Cabe destacar que no estoy diciendo que hay que andar pasivos y sin importarnos nada en nuestra vida. No, lo que digo es que el país perfecto y libre del que todo el mundo habla puede ser perturbado por cosas tan comunes y fáciles de erradicar con una buena educación ciudadana.

 Nuestro maestro Don Bosco dijo: “Las diferencias nos enriquecen, pero el respeto nos une”. Esta frase hay que recordarla al momento de encontrarnos a alguien que no comparta los mismos puntos de vista ya que cada ser humano es un mundo distinto con sus sueños y expectativas, y que sean distintas a las tuyas, no las convierte en peores.

Si voy solo iré más rápido, pero si vamos juntos llegaremos más lejos, esta es una de mis frases favoritas y es aplicable porque nos recuerda que solos somos fuertes y capaces, pero unidos somos una potencia casi imparable. La historia es una escalera que a lo largo de la vida ha descrito las acciones del hoy, lo que nos pone a pensar que lo que hagamos hoy, será el legado que dejaremos a las generaciones futuras.

 En 1000 años lo más probable es que no sepan que un día como hoy estuve parada aquí hablándoles, o que tu estuviste sentado ahí escuchando, pero sí recordarán lo que hicimos todos juntos, el futuro es un misterio, así que eduquémonos, respetemos, amemos, tengamos sentido de pertenencia y mantengámonos unidos para garantizar que cuando nuestro ahora sea historia valga la pena ser escuchada. Muchas gracias.

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