Yo no sé si a ti te pasa, pero
cada vez que comienza un año me cuesta acostumbrarme al cambio de dígito. A
veces llega febrero y yo todavía me equivoco cuando pongo la fecha en algún
documento, con la carga de mal humor que eso implica, sobre todo si el error lo
cometes en un banco en mi país (no sé dónde vivas, pero en Venezuela uno
de los mayores castigos que le puedan
imponer a alguien es enviarlo a hacer una diligencia bancaria).
¡Bah!, pero este post
no tiene que ver con bancos ni nada por el estilo. Estaba hablándote del cambio
de número. Cuando se acercan estas fechas es inevitable que vengan a mi
memoria mis días de escuela. Al comenzar las clases el 7 de enero, era fijo que
yo pusiera a mis tareas la fecha con el año que recién finalizaba. Todavía puedo escuchar a mis maestras: “Carolina,
por favor, corrige la fecha… ya estamos en 19 tanto” (no te pongo la fecha para
que no comiences a sacar cuentas).
Esa equivocación, que
creo que es bastante común, tiene que ver con la forma como nos enfrentamos a
los cambios. Casi siempre ponemos resistencia a cualquier cosa que sea
diferente a lo que venimos haciendo hasta ahora, desde escribir el nuevo año en
la fecha hasta cosas que impliquen movimientos importantes en nuestra vida.
Asumir los cambios es difícil, por qué te voy a decir lo contrario, pero cuando
los vivimos a plenitud y en consciencia nos damos cuenta de cuántas cosas
agregan a nuestra existencia.
Estamos a pocas horas
de que empiece el 2013. Como yo siempre digo, estamos a punto de comenzar a
escribir en un cuaderno con todas sus hojas en blanco, con ese olor a papel
nuevo que alborota nuevos proyectos e ideas. Vamos a aprovecharlo en toda su
extensión. Tratemos de escribir con letra bonita y sin borrones, no solo en las
primeras páginas, sino en todas las hojas, hasta la última por la parte de
atrás (esa que usamos siempre para escribir garabatos y dibujos varios).
Ese es un cambio
grande, más grande que el de escribir un nuevo número en la fecha. Solemos
comenzar todos los años con mucho brío y desinflarnos cuando comienza el segundo
trimestre. Vamos a hacer que este nuevo cuaderno llamado 2012 2013 sea
diferente a los anteriores. Así como tarde o temprano comenzamos a escribir
bien la fecha, pensemos desde ya que este año que está por llegar será un
cuaderno bien escrito, limpiecito y sin borrones. Llena todas las páginas sin
miedo a equivocarte, total, del error solo puede quedar un aprendizaje.
Yo, por lo pronto, ya
estoy comenzando a escribir 2012 2013 2013 2013 varias veces para que sean
menos los borrones. A recibir los cambios con actitud positiva y no dejar que
el miedo a equivocarnos nos paralice. Entremos en el 2013 (¿viste? ya lo
escribí bien) con todos los hierros, con la mirada puesta en todas las
posibilidades que nos ofrece. Que nos queden bien parejitos estos ladrillos en
nuestra vida en construcción.
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