Carolina González Arias

sábado, 24 de octubre de 2009

Mi dibujante contador de historias

Mi hijo menor es fanático de dibujar Manga. Tan es así que durante sus vacaciones escolares pidió que lo inscribiéramos en un curso para aprender las nociones básicas de la técnica del Manga. Y lo hizo.
Ese niño cuando no está en la escuela, o pasando un rato con sus amigos, está con el lápiz y el block dibujando. No entiendo cuántas cosas se pueden dibujar en ese bendito estilo Manga, pero es que dibuja, y dibuja y dibuja, y dibuja, y hay dibujos de muñecos extraños en todos los rincones de la casa, a pesar de que en vista de su gran pasión le preparé una caja muy bonita y funcional para que guardara sus bocetos (como los llama él).
Pero este post no es sobre la baba que se me cae de la boca exaltando las cualidades de mi niñito, sino sobre algo que me comentó, lo cual disparó algo en alguna neurona que aún funciona por este cerebro mío y lo tengo dando vueltas hace días en la cabeza.
Ya me había referido en un post anterior a la cantidad de recuerdos y sensaciones que nos traen a la cabeza ciertas cosas, llámense olores, sonidos, situaciones, etc. En este caso, mi niñito estaba dibujando (como siempre) y cuando terminó su obra fue adonde yo estaba para enseñármelo (ah, ese es otro punto, cada dibujo me es enseñado, aunque aún no esté terminado, así que en mi mente giran una serie de muñecos con caras extrañas y cabellos más raros aún) y echándole una nueva mirada me dijo: “mami, este muñeco me quedó tan especial que creo que debo escribirle una historia”.












Qué les puedo decir. Ahí se me mezcló el orgullo de madre, con el de periodista y ahora bloguera. Mi bebito, mi cosita que hasta hace poco usaba pañales, mi benjamincito, quiere escribirle una historia a su personaje. Quiere escribir. ¡QUIERE ESCRIBIR!. Ayyyy!! Gran cosa, dirá usted, pero es que escribir para mí es algo tan vital como respirar. Recuerdo haber escrito desde niña. Hacer composiciones en el colegio me encantaba y ya de grande pues me hice periodista como para trabajar escribiendo.
Mi gran sueño sería escribir un libro, puede ser una historia corta o larga según la inspiración. El momento aún no ha llegado, pero algún día lo hará. Esto me recuerda que debo escribir otro post sobre el tema de cumplir un sueño se tenga la edad que se tenga. Estén pendientes.
Volviendo a lo de mi cachorro dibujador de personajes con historias, la reflexión que he venido haciendo todos estos días es que hay cosas especiales, momentos, pensamientos, en fin, cualquier detalle que detona en uno las ganas de expresar y decir cosas al mundo.
Yo siempre lo he sentido. Ahora con esta herramienta extraordinaria del blog se hace mucho más fácil. Cuando veo algo mientras manejo, cuando observo una situación en el supermercado, cuando cocino o cuando converso con mis hijos o mi esposo, en algún momento hay un click que me dice: esto hay que escribirlo.
Y parece que mi retoño va por el mismo camino. El también está escogiendo los ladrillos de su vida en construcción
Safe Creative #0910264760469

2 comentarios:

  1. Buenísimo!Como mamá comparto esta emoción contigo. Cuando nos gusta escribir y ves a uno de tus hijos que pretende hacerlo y luego plasmar sus ideas y sentimientos, te llenas de orgullo y de respeto.
    Y sabes qué cosa es importante y bonita?que SIEMPRE tengas tiempo para ver TODOS Y CADA uno de los dibujos de tu hijo. Para ver sus caras de satisfacción,de preocupación, de niño empeñado en algo que ama.

    MF

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  2. Que bellooo :) bueno caro recibio tu talento.
    Ya veremos los escritos de Dani tambien por internet y q al final salga su bello nombre:
    Daniel Febres ....q emocion :)

    SP

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