Carolina González Arias

martes, 8 de septiembre de 2009

La vida en una cebolla

A mí me gusta mucho la cebolla. A todo le echo cebolla, excepto a los dulces, aunque ganas no me han faltado. Creo que la cebolla es un vegetal muy particular que despierta sentimientos extremos en la raza humana: algunos la odian a morir y son incapaces de acercarse a ella o disfrutarla; otros, como yo, la amamos por los innumerables sabores que dentro de ella pelean por satisfacernos y nunca nos decepcionan.

Hoy picaba una cebolla y pensaba en lo maravillosa que es. Hoy no lloré al picarla. Ni una lágrima. Otras veces lloro incansablemente, y acudo rauda y veloz a utilizar los mil y un inventos que mi suegra asegura son infalibles para evitar el vano llanto cebollístico. 

Eso es lo lindo de la cebolla, a veces te deja reír mientras la cortas y ves el mundo por la ventana de la cocina, y otras veces te nubla la vista con incontenibles lágrimas que terminan, con suerte, en el delantal.

Hoy me puse a pensar, mientras el cuchillo convertía mi cebolla en cuartos divinos para darle sabor a mis caraotas, que la vida es como la cebolla. Como ella, La vida también tiene capas. Cada día, cada momento vivido, es una capa que vamos quitando, descubriendo nuevas cosas que están dentro de nosotros y que no habíamos visto.

Es como la vida porque hay algunos que se niegan a disfrutarla, a encontrarle su agradable gusto y viven encontrando razones para denigrar de ella; y otros, poco a poco han aprendido a deleitarse en la gama de sensaciones que te produce, a veces fuerte, a veces picante, a veces dulce a más no poder, y disfrutan cada momento que te brinda.

Si te la comes de un mordisco como si fuera una manzana, ni modo, te vas a sofocar con la mezcla de componentes fuertes que tiene mi amada herbácea. Pero si la comes en plumitas o pequeños cuadritos acompañada de frescos vegetales como lechugas, coles, zanahorias, nabos, su sabor se desliza dentro de los otros sabores y disfrutas al máximo su presencia. 

Es como la vida pues, si pretendes comértela de un porrazo, sin duda te dejará un mal gusto. Pero si te la comes, o en este caso, la vives, de a poco, saboreando cada momento, experimentando el presente con su carga de energía, de otras vidas, de colores de la naturaleza, de fríos y calores, de aires calmos y vientos fuertes; si te la comes o la vives así, el saborcito que te queda es de una divinidad increíble.

Image by Couleur from Pixabay 

Una de las cosas que más me sorprende de la cebolla es lo diferente de su sabor dependiendo de cuánto calor le apliquemos. Si te la comes cruda, notarás su fuerte sabor que te estremece las papilas gustativas. Picante, tan fuerte que a veces nos hace arrugar los ojos; si la cocinas un poquito se hace más suave su sabor y ya no quieres despegarte de ella; y si la cocinas un rato en mantequilla hasta que esté doradita y transparente, su dulzura  te deja ensimismado, no puedes creer que es la misma que te hizo llorar al picarla. Y sigo diciendo que es como la vida, mientras más calor (en este caso, amor) le pongas a tu vida más dulce se pone y más empeño pones en disfrutar cada minuto que te regala.

Como la vida, cada quien come su cebolla como quiere. Unos la querrán en la soledad de su crudeza, sin añadidos. Otros le pondrán algún aderezo llámese amor, familia, trabajo, amigos, que la haga un disfrute constante de sorpresas.

Pero este blog no es una oda a la cebolla, es sobre la vida. Una mirada a veces a mi día a día, otras veces al de mis amigos, y algunas otras al devenir de este universo del que formamos parte. Una mirada a esos ladrillos, que como las capas de la cebolla, forman parte de mi vida en construcción.



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12 comentarios:

  1. Y es cierto, amiga... La vida, al igual que tu amada cebolla, tiene un sin fin de capas y la idea -se supone- es irnos despojando de ellas de manera que al despojarnos de cada una podamos ver los diferentes matices que se nos ofrecen a lo largo de los años y en diferentes situaciones. A veces, no sé por que - o mejor dicho SÍ LO SÉ- nos empeñamos en quedarnos con todas esas capas por un buen tiempo, de manera de protegernos, espcialmente si hemos añadido otros ingredientes (llámense afecto, amor, sensaciones, etc.) y no nos han dado buenos resultados. Pero lo importante es saber o tener la convicción de que un día, poco a poco, volveremos a combinar sabores y a deslastrarnos una a una de esas capas... que menos mal son finísimas y transparentes (aún cuando a veces son color ocre)

    Un abrazo... buen comienzo! (jamás se me habría ocurrido un inicio cebollíitico para un blog!)

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  2. Yo trato de comerme mi cebolla suavizada en mantequilla y caramelizada con azucar morena y creo que eso se nota (ahora que lo pienso) en mi blog y mi flickr :)

    Ojala siempre se pudiera....Bienvenida a tu nuevo blog. I hate purple (sorry, te quiero, no me odies) pero el header es lindo ♥

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  3. Talentosísima Carolina que creativa eres: comparar la vida con una cebolla, nunca se me habría ocurrido pero que sabia comparación...!
    La vida es amplia, ancha, grande, me gusta compararla con el amor: no hay vida sin amor y no hay amor sin vida... es tan simple, que me parece increible como a veces nos enrollamos por cosas que nos pasan pero que no sabemos manejar indudablemente...
    Buen comienzo, buena entrada, este blog tiene otro matiz que me encanta, me gusta mucho y te felicito y te admitro por atreverte a derrochar tu creatividad!

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  4. Hola Ex- Profesora Carolina, me divierte mucho verla escribir metáforas de la vida misma, bueno en general escribir. Siempre me ha gustado su pluma y es bueno ver como nos desahogamos a travéz de una simple columna, no me he atrevido a escribir, estoy como se llama coloquialmente "oxidado". Como su ex alumno me atrevo a pedirle que siga mis articulos son pocos que para mi resultan buenos pero, siempre tengo que buscar una segunda opinión antes de cortar la cebolla de la vida. Para mi seria bueno poder contar con su ojo clínico periodístico y asi probrar suerte con la moda del blog.

    Quien le escribe gratamente
    Eduardo Calderón

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  5. Cayo, jejeje ahora que te leo, no te podrás salir de mi memoria cada vez que pique cebolla.
    Amiga, felicidades, nunca dejo de maravillarme cada vez que leo un escrito tuyo.

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  6. hola Carolina,
    Me has hecho gastar cuatro euros que pienso cobrartelos algun dia...
    Si,al no poder hacer unas transacciones electronicas desde mi ordenador tuve que recurrir a uno de la calle y alguien había dejado un nombre igual al tuyo en pantalla y de inmediato cual flash back tipo La Pasion mi mente se fue a mi querida Maiquetia natal junto a los comentarios tan intensos de tu blog.
    Que de bueno saber de tu papá!, a quien tanto aprecio pese a lo poco que nos conocimos,me recuerda a un chaguaramo lleno de sabia picardia.
    Lo otro que me agradó fue conocer ciertas afinidades que tenemos;como el amor a la cebolla y lo bien que escribes;claro,tu tienes escuela.
    Me agrada tu estilo que se identifica con el que yo intento desarrollar empiricamente, por supuesto.Pero bueno a mi circulo de amables lectores conformado por mi cuñado Manuel(que me debe mucha plata)y a la señora Carmen (testigo de Jehová que no se pierde ninguna de mis entregas a cambio de escucharla un par de horas y comprarle una revista Atalaya cada sabado)les gustan muchisimo mis comentarios
    Fue un bonito accidental paréntesis haberte conseguido al que voy a agregar a mi columna de este sábado que tratará sobre sardinas(espero no me cobres derechos de autor) y te aseguro que Manuel y Carmen se van a deleitar tanto como el encargado de este cyber al meter los cuatro euros en su caisse enregistreuse.
    Un fuerte abrazo lleno de recuerdos con sabor a mar y sabor a sal.
    David Olivares Ramos.

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  7. ¿David Olivares, de la Avenida Soublette?
    Carolina

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  8. si hay otro preferiría ser ese otro y no aquel desafinado intento de tenor de la coral de comunicacion social.
    david olivares r

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  9. Cónchale, qué alegría saber de tí. Hace poco recordaba a Florangel nuestras esperas en la parada del bus antes de las seis de la mañana.
    Dame tu correo, facebook, msn, cualquier cosa para mantener el contacto.
    Mi correo es carolinagonzalezarias@gmail.com
    Carolina

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  10. Me fascino la comparación de la cebolla con la vida, me encanto, lo expresas muy bien, tus palabras tienen mucha verdad. Estoy en "la vuelta al mundo", asi encontre tu blog, me encanto. :-)

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  11. Gracias Margarita, me alegra que te haya gustado. Cuando disfruto algo que escribo me encanta que los demás lo disfruten también. :)

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