Lo primero que me
vino a la mente hoy cuando me recordaron que se conmemora el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, fue esa imagen cliché del
cavernícola pegando a su mujer con un
garrote y arrastrándola por los cabellos hacia la cueva. No le veo la
gracia a esa imagen porque es la expresión de un pensamiento atávico de dominio
y agresión contra el que equivocadamente han calificado como sexo débil.
La violencia es
general. Es una epidemia ante la cual todos estamos a punto de contagio.
Venezuela no escapa a este mal global. Vivimos en un país violento donde la
mujer no se salva de esa tormenta. Desde el discurso del presidente quien un
día amenazó a su esposa de ese entonces con “darle
lo suyo” y en otra oportunidad refiriéndose a una jueza que no siguió sus
lineamientos dictatoriales manifestó que en tiempos de Bolívar “la hubieran fusilado”, hasta el
conductor que en el tráfico, por no dejar, lanza un “mujer tenías que ser”, son muestras de que la cultura del respeto
entre seres humanos y de la equidad entre géneros está siendo arrasada en este
país.
Violencia contra la
mujer no es únicamente darle una cachetada o matarla a patadas. Violencia contra
la mujer es cuando olvidando que fue una de ellas la que dio la vida se le ofende, veja y humilla. Si ya es terrible que un ser humano
violente a otro, más terrible aún es cuando un Estado, un Gobierno, haciendo
uso de un poder ilegítimamente secuestrado, atropella de mil y una maneras a la
mujer.
Este es el caso de Solange
Vaamonde Bello, una profesional inteligente, honesta y luchadora quien sin
juicio, sin condena, sin investigación y sin pruebas, permanece detenida en las
instalaciones del SEBIN
desde hace casi dos años. Es un acto de
violencia el que el Estado viole impunemente sus derechos, consagrados en la
Declaración Universal de Derechos Humanos, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial,
y a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe
su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan
asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Violencia es mantener a
Sol lejos de su familia; negarle el derecho a darle la bendición a sus hijos al
amanecer y darles un beso de buenas noches junto a su ángel de la guarda;
violencia es no permitirle gozar los cambios de su hija que entra en la adolescencia;
violento es privarla de dar el consejo
oportuno u ofrecer una sonrisa cuando sus hijos la necesiten; violencia es
alejarla de la satisfacción de ver como día a día su hijo se convierte en un hombre de bien y
provecho para la sociedad; violencia es no dejarla cuidar de su madre quien a
su vez ha visto violado su derecho a una vejez tranquila.
En el diccionario de la
RAE se define la palabra violento como algo que está fuera
de su natural estado. No es el estado natural de nadie vivir como lo está
haciendo Sol, ni como viven miles de mujeres en nuestro país. La lucha de hoy
es por los derechos de la mujer, los de Sol, los de nuestras madres, nuestras
hijas, nuestras hermanas, inclusive los
derechos de aquellas que investidas de poder y obedeciendo como perras de una
manada a un can Cerbero
degradan y humillan a sus congéneres sin un atisbo de conciencia. #liberenasol
#libertadplena
La escritora de la Causa.
ResponderEliminarCayito... Excelente